La cultura castreña de A Guarda

El proyecto de este año en A Guarda giró entorno a la cultura castreña de Santa Trega.

La EIM de A Guarda, como ya sabéis las más avispadas seguidoras de este blog, se encuentra en una idílica ubicación frente al mar, con un patio que si bien tiene unas vistas espectaculares, se utiliza menos de lo que gustaría por culpa de la lluvia, el viento o la niebla. Consecuencias de vivir en Galicia.

Vivienda castreña: paso 1

Lo que nunca hemos llegado a tratar es el origen del pueblo, y es que muy pocos pueden presumir de la cantidad de historia de A Guarda y que se puede apreciar en el Museo Arqueológico de Santa Trega.

En este espacio podemos encontrarnos restos que datan desde el paleolítico hasta la época romana, pasando por el neolítico, la edad de bronce y la cultura castreña.

Es precisamente esta última la que ha dejado una influencia más importante en A Guarda, ya que en lo alto del monte de Santa Trega perduran los restos de un castro celta que gozaba de unas vistas y dominio del terreno incomparables, pudiendo ver y controlar la desembocadura del río Miño (que marca la frontera con Portugal), sus costas y las del Atlántico y, por supuestos, los montes y valles situados a ambos lados.

Vivienda castreña: paso 2.

Lógicamente, y como habréis visto en muchas de las publicaciones de las redes sociales de Cativos, este año en la EIM A Guarda han centrado su programación en la cultura castreña, con actividades destinadas tanto al descubrimiento de esta cultura, sus peculiaridades y expresiones artísticas, como al respeto por nuestro patrimonio cultural.

Dese principio de curso se fueron realizando pequeñas actividades con las que explicar algunos de los elementos que hacían del castro uno de los sitios más emblemáticos en Galicia, pero el plato fuerte llegó en Carnaval.

Vivienda castreña: paso 3.

Para esa celebración, que en A Guarda se vive intensamente con un desfile de todos los centros educativos por el pueblo, se decidió que la temática castreña iba a ser la escogida para esta edición. Y la sorpresa para todo el mundo fue ver que la carroza era, ni más ni menos, que una de las típicas viviendas circulares, hechas con barro y tejado de paja, muy similares a las conocidas pallozas.

Y visto el éxito de la iniciativa y la tremenda aprobación de las familias, las educadoras de la escuela decidieron que no había mejor continuación para la actividad que ayudar a cada uno a construir su propia vivienda castreña, y es que al fin y al cabo era una actividad perfecta tanto para reforzar lo que se había aprendido durante el curso como para trabajar los colores y especialmente la psicomotricidad, con diferentes materiales como la arena o la paja que al principio pusieron en algún compromiso a nuestros jóvenes constructores.

Desfilando con la vivienda castreña.

Una vez terminadas todas las viviendas era obligatoria la composición de su propio poblado presidido por la carroza de carnaval y el resto de edificaciones acompañándola.

Finalmente, tal y como estaba contemplado desde un principio en cuanto el tiempo acompañara, todo el trabajo del curso cobró todo el sentido del mundo para los niños y niñas del cole con la excursión organizada a las ruinas del castro, donde pudieron ver y terminar de entender todo lo que habían aprendido en el cole.

 

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